viernes, 23 de setiembre de 2011

de tin marin....


encuentros del viaje....
Uni Duni Те
samale Mingue
O sorvete colore
Escolhido foi voce
(Brasilero)
Cape na ne
Tene tu
saliste tu
(Chileno)
Ta te ti
suerte para mi
si no sera para ti
sera para mi
ta te ti
(Argentino)
Ene mene muh und raus bist Du,
raus bist Du noch lange nicht,
sag mir erst wie alt Du bist: 1,2,3,4,5,6,7...
(Aleman)
ole dole doft,
leinke lane koff
koffe lane binke bane
ole dole doff
(Sueco)

martes, 20 de setiembre de 2011

ultimos dias.....

Dejamos Yanama por la mañana (esto medio que rima). Dejamos también su niebla por detrás nuestro. Frío
mañanero, también este frío y esta niebla serán las últimas de este viaje. Todo empieza a tomar ese saborcito: el agridulce sabor de saber que se va acabando la caminata, el paseo, el viaje.


Y el camino va de subida, por entre cascadas que no miran del flanco derecho. Si bien la neblina de Yanama queda atrás, una constante corona de nubes esconde los picos de la montañas, pero de cuando a cuando, cuando una de esas nubes deja de prestar atención y deja de hacer su trabajo encubridor, y el pico nevado puede asomar la cabeza, nos muestra este su melena y nos deja saber que tan cerca del cielo en realidad nos encontramos.

Luego, el paso. Y el ultimo cambio se ve: el contrate del marrón con el verde: el cambio de montaña a selva.

Luego del paso, todo es cuesta abajo. Días largos sin ver a nadie por días ya quedan atrás. Ahora se recorren distancias por entre lugares poblados, más modernos y (no sé si decir desgraciadamente) más comerciales.

El fin esta cerca. A la vuelta de un cerro vemos a Macchu Picchu en lo alto. Desafiándonos. Invitándonos. Esperándonos......



El cierre de este nuestro viaje será sobre una desayuno de fruta en la ciudad Imperial.

miércoles, 14 de setiembre de 2011

Por entre nubes



Hoy se cruza la montaña. Hoy hará frío. Hoy se parte tarde.
Esperando el sol rompa por entre las nubes, nos dan las 9, pero este cielo nublado no se moverá hoy. Cada vez más alto, cada vez más húmedo, cada vez más verde, cada vez más selva.  Mas arriba poco se ve, un gris todo encubre.

Una belleza singular, enigmática casi.
Blanco blanco. Subiendo hasta el abra pareciera que fuera niebla, pero una vez que se cruza el pase y se le dá cara a la montaña, se les ve como son: nubes. Una tras una y, al igual que nosotros, cruzando la montaña, buscando un clima más cálido, agarraditas de la mano, o sería de rabo a cabo, agarraditas de cola a trompa cual elefantitos; se encojen/agachan/esfuerzan por entrar por el pase… despedazándose en el intento a veces.
Las que logran pasar siguen nuestros pasos: cruzan en lo alto y luego descienden hasta confundirse con vapor de rio.
Yanama, escondido por la espesura de esta pared gris, nos aguarda allí abajo. Otro día de camino….
Un camino por entre rabo de nubes, un camino que sin saber más de lo que nosotros sabemos, nos da a ratos lo que no sabemos estamos pidiendo....

martes, 13 de setiembre de 2011

colores


Sentado aquí me imagino una línea imaginaria, una línea que el Apurimac dibujase, la línea de la ceja de Selva: a mi derecha, cerros altos, áridos y marrones parecen casi envidiar a los aún mas altos de delante mío, verdes, frondosos, con cascadas azules que los surcan….


Y siguiendo esos ríos, tratando de hacer un trazo siguiendo el hilo azul, trazándolo hasta su inicio. El hilo azul que por entre el verde se escabulle y por poco se escapa. Mas soy testarudo, sigo al azul, azul cada vez más alto, alto, alto, hasta alcanzar una pared blanca me impide seguir viéndolo. Es un muro de nubes blancas que lo esconden de los demás colores, nube blanca tras nube blanca van escondiendo todos los colores detrás de ellas, pero por entre blanco de nube, cuando todo parece igual, un blanco distinto aparece: la cumbre del nevado….
 
Pasan rápido estos colores. El verde, el azul y el blanco de mi lado los veo verse envolviendo en la oscuridad, en la ausencia de color, pierden su tonalidad, sus brillos, su todo, hasta que, envueltos en la sombra de sus propios picos, se vuelven negros. Y aquel marrón envidioso de al lado, cambia su tono opaco, marrón parco por un rojo cobrizo. Primero media montana, luego un poco menos, y luego aun menos. El sabe la oscuridad también lo acogerá, pero le saca brillo a sus últimos segundos encendiéndose con toda su fuerza.


Y cuando la oscuridad todo envuelve, poco dura, todo cambia. Un mar de estrellas, de a una por una, se van prendiendo, apareciendo para iluminar aquel cielo oscuro. 1, 2, 3,…. 54, 876 estrellas. Me olvido donde estoy y me pongo con ellas a bailar. Y en la emoción del baile, una por una se me desaparecen. Un momento me inquieta pero luego y en un instante, se ve por que. El Cielo azul oscuro se vuelve en un azul claro. Más claro aun al ver a la luna salir.Una inmensa luna llena que ilumine, una vez mas, mi caminar... 


Blanca señora

Dejando Choque






Y dejamos Choquequirao por las casas Hana. Compartiendo por unos momentos la vista que ellos tenían de la ciudad. Impresionante. Ciudad-montaña, y más atrás un cerco de aun más altas montanas lo protegen.
Se le da un último vistazo y nos vamos adentrando por lo verde: camino a la Selva vamos.

El camino a Machu Picchu será adentrarse más y más por la Ceja de Selva. Pero no será este Apu el que nos lleve, debemos buscar otro camino. Subimos hasta casi la punta y luego empezamos a bordearlo hasta que nuestros ojos se detienen frente a un viejo conocido: El Apurimac nos saluda desde abajo. Y hacia el vamos. Bajar hasta sus huestes, hasta donde las faldas de estos bellos cerros se bañan con las mismas aguas… para luego, subir. A veces (muchas veces) quisiese poder volar... o por lo menos saltar muy muy largo….

Choquequirao





El ultimo bastión Inca. La más que fortaleza, ciudad fortificada, erecta para demostrar el poderío Inca. La fuerza de la montaña hecha ciudad.La ciudad que con el Apu fueron uno.



lunes, 12 de setiembre de 2011

A las puertas de Choque





El nuevo dia llega con el dulce canto de un gallo, un cafecito con leche, dos panes con chocolate y un juguito de maracuyá… o por lo menos, así prefiero recordarlo….


La premisa es partir antes de las primeras luces del día. Si al camino cuesta arriba se le añade el calor del sol, seria imposible subir. Pero igual de imposible es levantarse tan temprano.  Felizmente el temor de ser cocinado por el sol se despeja al ver un cielo, desde temprano, nublado.















3 horas de camino después, casi a mitad de camino, el sol se despeja pero esta vez es la misma montaña la que nos presta una sombra salvadora y nos deja llegar tranquilos a la meta: luego de 11 km de ruta, se pueden ver las puertas de Choquequirao. A lo lejos, su figura nos saluda. Su impresionante perfil en la cima de la montaña nos deja saber porque fue el último bastión Inca. Acercándose aun más, se ve por debajo del complejo, casi kilometro y medio abajo, un conjunto de andenerías. Andenerías que si desenterradas en su totalidad recorrerían toda la falda del Apu hasta llegar casi al Apurimac.



Grande es la fuerza de Choquequirao, pero esperamos un día más para explorarlo debidamente, por lo pronto nos deleitamos con la vista que nos dan sus vecinas montañas……



domingo, 11 de setiembre de 2011

Choquequirao adelante....


Hoy si, empieza la caminata y a levantarse temprano. Qué fastidio! Pero más fastidio es darse cuenta de que en lo que en el mapa lo leí como ”camino plano” es en verdad una suave, pero constante subida. Leve, pero jodida. Hasta llegar al mirador, a nuestro primer mirador, pero… que mirador! Cual bracito naciendo del lado de la montaña… y desde este bracito se ven 3 montañas más, cada una con sus bracitos, como saludándose, y cada una con su pedazo de rio, trayendo más agua al Río del Dios Hablador: al rio Apurimac, el rio que nos acompañará por el resto del dia y al que reencontraremos luego….


Y como todo lo que sube, baja, yo también. Vamos bajando, bordeando la montaña, siguiendo al Apurimac. Cada vez más abajo, cada vez más fuerte el ruido que El causa. Su fuerza casi hipnotizadora haciendo difícil ver otras cosas que no sean El. Y es que el camino va directo hacia sus orillas y desde lo alto se ve que tan grande es, que tan ancho corta a las montañas, y ,a un par de kilómetros, se puede ver el pequeño puente que nos hará cruzar. Y ahí, a los pies del puente, en la otra orilla: el nacimiento del camino que, zigzagueando, lleva a la cumbre. A la cumbre y a las puertas de Choquequirao ….



Noche de luna llena

sábado, 10 de setiembre de 2011

Al Cachito....


Y me decía mi abuelo “cualquier sea el proyecto, acábalo siempre con bombos y platillos”. Y a eso me dispongo ahora: el puntapié final a esta vueltita por la Sudamérica de Luciana será el camino que deje ver 3 de las más bellas maravillas del Perú: el camino Cachora – Machu Picchu, pasando por Choquequirao y divisando al Salkantay y al Choqueqa.
Salimos, tarde como de costumbre, en bus hacia Cachora,. El camino que serpentea nos va dando un avance de lo por venir: sube, baja, cruza un rio ahora, más tarde un acantilado, siguiente le da la vuelta a la montaña,… estamos preparados….
Entrada la tarde llegamos. No a Cachora, pero al ramal que nos lleva hacia allá. “Todo es bajada, una hora y llega usted” nos dice un niño y le hace caso mi mente siempre optimista. Bueno, se equivocó. Ya a los 15 minutos de empezado el andar nos envuelve la noche y 2 horas andando y 3 embarradas de barro luego, la ciudad se ve aun más lejos que al principio. Pero, se ve. En un fondo totalmente negro, las lucecitas de Cachora se empiezan a ver. Y es que está “abajo” (bien abajo), al fondo del valle. Sus lucecitas son un destellito que nos invita a venir, a llegar para empezar la travesía. Una invitación que contento acepto. Se le pone puche al camino y una hora luego los pobladores ya nos saludan y nos llevan al “mejor hostel de la ciudad”, así nos lo dicen, “para que usted pueda dormir bien y caminar fuerte mañana...”
Así empezamos….