martes, 13 de setiembre de 2011

colores


Sentado aquí me imagino una línea imaginaria, una línea que el Apurimac dibujase, la línea de la ceja de Selva: a mi derecha, cerros altos, áridos y marrones parecen casi envidiar a los aún mas altos de delante mío, verdes, frondosos, con cascadas azules que los surcan….


Y siguiendo esos ríos, tratando de hacer un trazo siguiendo el hilo azul, trazándolo hasta su inicio. El hilo azul que por entre el verde se escabulle y por poco se escapa. Mas soy testarudo, sigo al azul, azul cada vez más alto, alto, alto, hasta alcanzar una pared blanca me impide seguir viéndolo. Es un muro de nubes blancas que lo esconden de los demás colores, nube blanca tras nube blanca van escondiendo todos los colores detrás de ellas, pero por entre blanco de nube, cuando todo parece igual, un blanco distinto aparece: la cumbre del nevado….
 
Pasan rápido estos colores. El verde, el azul y el blanco de mi lado los veo verse envolviendo en la oscuridad, en la ausencia de color, pierden su tonalidad, sus brillos, su todo, hasta que, envueltos en la sombra de sus propios picos, se vuelven negros. Y aquel marrón envidioso de al lado, cambia su tono opaco, marrón parco por un rojo cobrizo. Primero media montana, luego un poco menos, y luego aun menos. El sabe la oscuridad también lo acogerá, pero le saca brillo a sus últimos segundos encendiéndose con toda su fuerza.


Y cuando la oscuridad todo envuelve, poco dura, todo cambia. Un mar de estrellas, de a una por una, se van prendiendo, apareciendo para iluminar aquel cielo oscuro. 1, 2, 3,…. 54, 876 estrellas. Me olvido donde estoy y me pongo con ellas a bailar. Y en la emoción del baile, una por una se me desaparecen. Un momento me inquieta pero luego y en un instante, se ve por que. El Cielo azul oscuro se vuelve en un azul claro. Más claro aun al ver a la luna salir.Una inmensa luna llena que ilumine, una vez mas, mi caminar... 


Blanca señora

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